miércoles, noviembre 23, 2005

Estrangulamiento de lo rectilíneo callado o locuaz veo al darme en el cogote con lo de límites de horizonte oceánico y curvo. Y de líquido me envuelvo. Y me ornamento. Cual curva. Esto fue, tras devanarme los sesos dando vueltas sucesivas a la cuerda de alambre que es carrera acelerada y sesuda hacia la contradicción o claro y distinto portazo en las narices que por otra parte no se entiende en ninguna de las ocasiones dadas. Los disparates de la huida hacia la imagen sinóptica, bosquejo de líneas esenciales, me estampan el aliento en el cristal traslúcido. En este olvido elemental y fascinación consecuente encuentro el tener absorbido el seso por las cañerías de los primeros dormitorios de la lógica y sus ungüentos rizantes y de sexo adictivo. Pego el brinco a arriba de la silla. Un vuelo sopla. Tras no se sabe qué o cuánto, vago corpórea un rato sin tiempo intuyendo superficies curvas. Rueda paralela de lejos sin tocarme la cinta de película con mi sorbo antropófago a la sesera.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La señora curvilínea sigue
curvilínea sigue.
Pero puede que más curvilínea de pensamientos que nunca.
Sepa que no muy lejos
de su Albatera
algún extremista moderado
de la cultura folklórico
festiva dice... coño
qué habrá sido de la señora
curvada?
de la que se cuela en
tantas fotos
de paisajes franceses
que veo por mi escritorio?
Je ne sais pas
Pero cuando sientes casi
que esa elegante señora
se olvidó ya de sus
incondicionales amigos...
sabes que te queda el último recurso.
Leer su último blog.
No para comprenderlo (evidentemente), sino para hablar con ella, aunque sea en diferido,
pero funciona.
Au revoir

4:10 p. m.  

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