viernes, noviembre 26, 2004

La postura

Visión ajustada. Espalda recta. Bien, comienza a escribir. Se requiere un estado físico -no metafísico- para proferir mentiras de este tipo. Me distraigo. Estoy distraída. Distraída de las mentiras de la metafísica mala. Y escribo con esa distracción. Escribo que estas curvas son mentira y que sólo ver mi preciosa letra vale la pena. Es líquido, me desconcierta. Me desconciertan todos los espejos. Me desconcierta cada palabra que les pido que digan. Dicen, dicen, qué no callen. Yo escucho todo el vacío. Qué placer oírles. Qué placer. Pero! Me miran: error: y callan. Y yo pido que sigan contándome, y se avergüenzan. Entonces me toca mentir, soplar, hurgar, fingir, buscar. Gracias a Dios: otra palabra! Música que me hace bailar en el vacío, ya no tan perfecto, algo hueco, pero con sabor a agua todavía sus palabras que las sienten y yo escucho. Este placer provocará la mentira hasta que nos agotemos, se sabe y se calla y se encuentra la postura y se escribe. Dibujo mi letra. Líneas curvas.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No sé hasta que punto la mentira es más verdad si callas. ¿Qué diferencia hay entonces entre decir (escribir) lo que piensas en realidad y dar una opinión falsa, engañosa de lo que realmente crees? En ambos casos estas mintiendo,tal vez una es más mentira que la otra.

1:32 p. m.  

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