"¿Es la voluntad libre? Aquí el concepto de libertad, que hasta el momento se había pensado solamente en referencia al poder, había quedado establecido en relación al querer; y había surgido el problema de si el querer mismo era libre. Pero considerándolo más de cerca, el concepto de libertad originario, puramente empírico y, por ello, popular, se muestra incapaz de aceptar esa conexión con el querer. Pues, de acuerdo con aquél, «libre» significa «acorde con la propia voluntad»: si uno pregunta si la voluntad misma es libre, está preguntando si la voluntad es acorde consigo misma: lo cual, desde luego, es aceptable, pero con lo cual tampoco se ha dicho nada. Según el concepto empírico de la libertad, se dice: «Yo soy libre si puedo hacer lo que quiero»: y con el «lo que quiero» está aquí ya decidida la libertad. Pero ahora, puesto que preguntamos por la libertad del querer mismo, se plantearía la pregunta de este modo: «¿Puedes también querer lo que quieres?». Lo que viene a ser como si el querer dependiera aún de otro querer que radicase tras él. Y, en el supuesto de que esa pregunta se respondiera afirmativamente, surgiría enseguida la segunda: «¿Puedes también querer lo que quieres querer?». Y así se remontaría hasta el infinito, en tanto que siempre pensaríamos un querer como dependiente de uno anterior o situado más hondo, y aspiraríamos en vano a terminar alcanzando, por ese camino, uno que tuviéramos que pensar y aceptar como no dependiente de nada en absoluto. Pero si estuviésemos dispuestos a aceptar un querer tal, podríamos exactamente igual tomar a discreción el primero por el último, con lo que la pregunta se retrotraería a la forma simple «¿Puedes querer?». Mas lo que se quiere saber, y queda todavía sin resolver, es si la mera respuesta afirmativa a esa pregunta decide la libertad del querer."
Arthur SCHOPENHAUER, Los dos problemas fundamentales de la ética (1839)