miércoles, febrero 22, 2006

La tela es áspera y dura, y los espejos se vuelven porque no quieren ni mirar. Tenía ío un cuaderno donde escribir de piel de animal réptil las tapas. Cuando llueve una se moja porque si no, te salen hongos en las manos, que se bajan a los brazos y se suben a las piernas. Por otro lado, por engullir es mejor engullir líquidos, litros y litros de líquido incoloro, botellas y botellas del líquido insípido. Así no eres un hongo. Y haces dibujos como éste en el reverso del ticket de la compra. Los días que lleva lloviendo resecan más y más la tela. Ío venga a beber del líquido inexpresivo. Los espejos están huraños y en mi cuaderno donde escribir de piel de animal réptil las tapas: ni una palabra.

viernes, febrero 10, 2006

En el camastro circular, donde no hay pies ni cabecera, los orígenes o raíces genitales son la pupila del ojo. El músculo siniestro y cordial padece un ataque de celos o tristeza por el bien ajeno con la voz en off y la trama neuronal es un melancólico sistema periférico o recuerdo. Los objetos corpóreos se miran apaisajados y los brazos se abren o brotan. Existen frutos amanzanados, es decir, circulares, y animales humanos que se los devoran con simiente y todo y no sabe por qué pero a lo mejor te aparece un manzano dentro. Se deforman especialmente los rostros y las mandíbulas en este girarse y los ojos se vuelven sin soñarse del todo. Las volteretas ligeras de la voluntad doblan las médulas al revés. Y claro, los cuerpos licuan como el agua.